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Toneladas de oro ocultas bajo el océano provocan un nuevo enfrentamiento entre inversores y... (03.11.25)

Científicos descubren una nueva especie en lo profundo del océano que asombra: «parece de... (03.11.25)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Toneladas de oro ocultas bajo el océano provocan un nuevo enfrentamiento entre inversores y autoridades

Un naufragio del siglo XIX, localizado a más de dos kilómetros en el Atlántico frente a Carolina del Sur, vuelve a escena por el reparto del tesoro y quién tiene la competencia.

El caso es conocido: un cargamento aurífero de decenas de toneladas descansa bajo el mar. El célebre naufragio, identificado décadas atrás, reabre preguntas sobre propiedad, reparto y control del patrimonio recuperado.

Hallazgo de toneladas de oro a 2.000 metros bajo el Atlántico reabre disputa histórica.

El “barco de oro” se asocia al SS Central América, un naufragio del siglo XIX. La localización a más de 2.000 metros de profundidad puso en marcha expediciones, evaluaciones y, cómo no, pleitos. ¿Quién manda ahí abajo y cómo se reparte lo extraído?

Antes de entrar en fechas y actores, conviene retener tres claves prácticas del hallazgo:

.-Profundidad aproximada entre 2.000 y 2.200 metros en el Atlántico occidental frente a Carolina del Sur.
.-Cargamento histórico con monedas, lingotes y piezas; estimaciones hablan de decenas de toneladas embarcadas en 1857.
.-Solo se recuperó una fracción del total, tras campañas separadas en el tiempo.

Estos puntos condensan el porqué del renovado interés y la persistente controversia.

Dónde y cuándo se ubicó el naufragio del SS Central América con oro
La localización se fijó en 1988 a unos 2.200 metros de profundidad. No es un punto cualquiera: se trata del Atlántico occidental, frente a Carolina del Sur, lo que explica parte del debate territorial. ¿Te imaginas la logística para operar a esa cota? Ni más ni menos.

Hubo campañas de rescate a finales de los años 80 y otra, más reciente, en 2014. Todas tuvieron un objetivo común: identificar, recuperar y documentar el material con garantías técnicas y legales.

Cómo fueron las expediciones de 1988-1991 y 2014 y qué recuperaron
Entre 1988 y 1991 se recuperaron monedas, lingotes y diferentes piezas vinculadas a la carga. Posteriormente, en 2014, una operación con vehículos operados remotamente volvió a extraer parte del tesoro. Aun así, lo recuperado representa solo una fracción frente a las estimaciones originales de 1857.

Para ordenar la cronología y su alcance, este cuadro resume los hitos principales:

1857 (embarque) -Decenas de toneladas entre lingotes, monedas y polvo de oro Carga histórica estimada, base de la controversia
1988–1991 (rescate) ~2.200 m Localización y primeras recuperaciones Monedas, lingotes y piezas; inicio de litigios
2014 (operación) ~2.200 m Misión con vehículos operados remotamente Nuevas piezas recuperadas; continuidad del reparto

Este itinerario temporal ayuda a entender por qué el asunto sigue abierto en lo jurídico y en lo patrimonial.

Qué instituciones y tribunales determinan la propiedad del tesoro submarino hoy
La competencia recayó en tribunales de almirantazgo de Estados Unidos y en el Estado de Carolina del Sur, equiparable a una “provincia” en sistemas federales. Las cortes reconocieron derechos de salvage (rescate) y reclamaciones de múltiples partes. En consecuencia, tras litigios y acuerdos, el material se distribuyó entre inversores, rescatistas y reclamantes conforme a sentencia; el Estado mantuvo interés por patrimonio y regulación.

¿A quién “pertenece” entonces? La respuesta es técnica: a quienes acreditaron derechos en el marco del almirantazgo y bajo la órbita regulatoria de Carolina del Sur. Por lo tanto, más que un dueño único, hay un sistema de reparto judicial que ordena la titularidad y el destino de lo recuperado.

En definitiva, el “descubrimiento del siglo” no solo es una historia de tesoros; es, sobre todo, una lección de derecho marítimo, jurisdicción y gestión del patrimonio subacuático. Y sí, aún guarda un dato clave: queda por debajo del mar una parte de aquel cargamento que alimenta la leyenda… y la discusión.

ESCAFANDRA/talenr

 

 

 

 

 

 

 

 

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Científicos descubren una nueva especie en lo profundo del océano que asombra: «parece de otro mundo»

Científicos descubren tres nuevas especies en las profundidades del océano: el sorprendente pez caracol rosado

Un grupo internacional de científicos ha anunciado el descubrimiento de tres nuevas especies de peces caracol que habitan a más de 10.000 pies (3.000 metros) bajo la superficie del océano Pacífico, frente a las costas de California. El más llamativo de ellos, apodado el pez caracol con bultos (Careproctus colliculi), destaca por su tono rosado, sus grandes ojos y su textura irregular. Este descubrimiento, realizado gracias a la avanzada tecnología submarina del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey (MBARI), demuestra una vez más que las profundidades marinas siguen siendo uno de los entornos menos explorados y más enigmáticos del planeta.

La especie fue registrada por primera vez en 2019, cuando un vehículo submarino no tripulado del MBARI captó imágenes de un pequeño pez de color rosado nadando justo sobre el lecho marino, a más de 3.200 metros de profundidad. En aquel momento, los investigadores no sabían que estaban ante una especie desconocida. Años después, un equipo de científicos de la Universidad Estatal de Nueva York en Geneseo (SUNY Geneseo), en colaboración con especialistas de la Universidad de Montana y la Universidad de Hawái en Mānoa, confirmó que se trataba de un pez nunca antes descrito por la ciencia.

Una joya oculta en las aguas abisales que asombra a los científicos

El hallazgo se publicó en la revista Ichthyology and Herpetology y describe no solo al pez caracol con bultos, sino también a dos especies adicionales: el pez caracol oscuro (Careproctus yanceyi) y el pez caracol esbelto (Paraliparis em). Todos ellos fueron encontrados en las profundidades abisales del Pacífico, una zona caracterizada por la ausencia total de luz, temperaturas cercanas al punto de congelación y presiones que aplastarían cualquier objeto no adaptado a ese ambiente extremo.

Los científicos explican que los peces caracol pertenecen a la familia Liparidae, un grupo de animales que se distingue por sus cuerpos gelatinosos, cabezas grandes y una ventosa en el abdomen que les permite adherirse al fondo marino o incluso a otros organismos, como los cangrejos abisales. Se conocen más de 400 especies en todo el mundo, pero estas tres son las primeras de su tipo halladas a tales profundidades frente a la costa de California.

Según la profesora Mackenzie Gerringer, especialista en fisiología y ecología de peces abisales en SUNY Geneseo, este descubrimiento subraya lo poco que se conoce sobre la biodiversidad marina profunda. “El océano profundo alberga una diversidad increíble de organismos y una sorprendente variedad de adaptaciones biológicas. Encontrar no una, sino tres nuevas especies de peces caracol, es un recordatorio de cuánto nos queda por aprender sobre la vida en la Tierra y del poder de la exploración científica”, explicó Gerringer.

Tecnología avanzada al servicio de la ciencia

El equipo del MBARI observó al pez caracol con bultos durante una expedición a bordo del buque de investigación Western Flyer, utilizando el vehículo operado remotamente Doc Ricketts. A una profundidad de 3.268 metros, los científicos registraron imágenes de este pequeño pez nadando sobre el abismo. Posteriormente, lograron capturar un ejemplar adulto de 9,2 centímetros de longitud que fue analizado minuciosamente en laboratorio.

Usando técnicas de microscopía, escaneo por microtomografía (micro-CT) y análisis genético, el equipo comparó los especímenes con otras especies conocidas. Los resultados confirmaron que los tres ejemplares eran totalmente nuevos para la ciencia. Los datos genéticos fueron publicados en las bases de datos públicas GenBank y MorphoSource para que otros investigadores puedan acceder a ellos.

El pez caracol con bultos destaca por su cuerpo rosado y brillante, cabeza redondeada, grandes ojos y aletas pectorales anchas con radios alargados. En contraste, el pez caracol oscuro es completamente negro, con una boca horizontal y cabeza globosa, mientras que el pez caracol esbelto tiene un cuerpo alargado y comprimido lateralmente, sin ventosa abdominal, y una mandíbula inclinada muy característica.

Cada nueva especie descubierta en las profundidades nos recuerda cuánto nos falta por explorar”, concluyó Steven Haddock, investigador principal del MBARI. “Documentar la biodiversidad marina es esencial para entender cómo el océano responde a los cambios globales y para proteger los ecosistemas más antiguos y misteriosos de la Tierra”.

Los científicos reconocen que aún no se conoce el rango completo de distribución del pez caracol con bultos, aunque creen que podría haberse registrado accidentalmente frente a Oregón en 2009. Su descubrimiento demuestra la importancia de revisar archivos de video y muestras biológicas obtenidas en misiones pasadas, ya que podrían esconder más especies inéditas.

El océano profundo representa el mayor hábitat del planeta, pero también uno de los más amenazados por el cambio climático y la minería submarina. Por eso, los científicos insisten en la urgencia de catalogar la vida abisal antes de que se pierda sin haber sido siquiera conocida.

ESCAFANDRA/diarioavisos

 

 

 

 

 

 

 

 

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