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 Año XVI  nº XI - E

                                                                                        Abril  2011

El precio del récord   "Mujeres profundas"

 

El pasado mayo del 2010 Brigitte Lenoir perdía la vida a 147 metros intentando batir el récord de profundidad. Recientemente otra lamentable pérdida, Agnes Milowka conocida y experta expeleobuceadora dejaba su vida haciendo el más difícil todavía...

 

Brigitte Lenoir dominaba la profundidad, el buceo técnico, el trimix, el nitrox, el Heliox y otras mezclas de gases, que perfectamente utilizadas en su proporción, le permitían alcanzar profundidades prohibidas para el buceador convencional. Desde sus comienzos en el buceo siempre se sintió atraída por la profundidad, estar donde ninguna otra buceadora autónoma  había estado, y esto es lo que iba buscando y para lo que se entrenaba, batir el récord del mundo femenino de profundidad.

Su meta era llegar a los 230 metros y con ello pulverizar todos los récords femeninos de profundidad. Llevaba meses dedicando todo su tiempo a la planificación y entrenamiento en su Suiza natal, donde existen numerosos lagos, algunos con profundidades superiores a los 300 metros. Fue en el Léman, donde el 10 de abril del pasado año, lograba alcanzar la profundidad de 154 metros con su equipo Rebreather Megalodon, batiendo el récord mundial femenino de inmersión en lago, con equipo de circuito cerrado

En mayo se traslada con todo su equipo de apoyo y su inseparable padre a Dahab (Egipto) para batir otro récord, llegar a los 200 metros y superar el récord de los 190 metros que ostenta  la mejicana Sofía A. Ponce.

El 14 de mayo ocurre la tragedia durante uno de los entrenamientos para llegar a los 200 metros. Alcanza esa profundidad, pero es en el ascenso a 147 metros donde Brigitte pierde el conocimiento, cayendo al fondo arrastrada por el peso de su equipo, nada pudieron hacer sus compañeros, Thierry, Nicolas y Pascal que se encontraban con ella en ese momento. Las causas del trágico accidente apuntan a un fallo en una de las válvulas del Megalodón, lo que le pudo producir una hiperoxia (exceso de oxígeno). Lamentablemente no se ha podido recuperar el Rebreather Megalodón, el excesivo peso, rompió el brazo del ROV a 15 metros de la superficie devolviéndolo nuevamente al fondo, por lo que nunca se podrá saber dónde estuvo el fallo.

El cuerpo de Brigitee fue recuperado por un ROV dos meses después, se encontraba a 260 metros de profundidad en el mismo lugar donde perdió la vida. La tenacidad de su padre que movió cielo y tierra para recuperar el cuerpo de su hija lo hicieron posible.

Recientemente, otra reconocida y experta buceadora, Agnes Milowka, dejaba su vida en Tank Cave, una famosa cueva al sur de Australia.

Fue el pasado 27 de febrero cuando Agnes dejó de hacer para siempre lo que mas le apasionaba, el espeleobuceo, y dentro de éste buscando siempre el más difícil todavía. Conocida y admirada por su destreza para meterse entre las grietas y oquedades más angostas, por corrientes y aguas turbias, lugares imposibles para otros, allí buceaba ella. Reclamada para hacer documentales, o para hacer de doble en películas tan importantes como "El Santuario" (Sactum) de James Cameron.

Agnes se encontraba a 20 metros de profundidad en el interior de una oquedad inexplorada y de paso extremadamente estrecho, al que tuvo acceso quitando una de sus botellas, la cual dejó en un lugar del recorrido como reserva de aire para la vuelta, pero parece ser, que en el trayecto del regreso, atravesando estrechos pasos y con la visibilidad muy reducida por el sedimento, se quedó sin aire antes de que pudiese llegar a la botella de reserva. Había comenzado la inmersión junto con un compañero, pero en algún momento de la inmersión se separó de él para adentrase en lo inexplorado.

Su cuerpo fue recuperado a los tres días, pues a pesar de saber dónde se encontraba, la dificultad de acceso al lugar retrasó el rescate. Poseía  el récord femenino de exploración en cuevas de Australia.

Actualmente, el récord del mundo de profundidad en agua dulce, lo sigue ostentando la africana Verna Van Schaik de Gauteng, en la caverna Bushmangat de Sudáfrica, conseguido el 25 de octubre del 2004, al descender a los 221 metros de profundidad, con 34 años de edad. Tardó 12 minutos en alcanzar el fondo, teniendo que hacer 40 paradas de descompresión con una duración de 5 horas 27 minutos.

En una reciente entrevista Verna ha confesado que siempre tuvo pánico a la oscuridad y los sitios cerrados hasta cumplidos los 25 años. Su inicio en el buceo fue relativamente lento, poco a poco, en realidad le llevó un año obtener su certificación, y curiosamente,  siempre se mantenía alejada de las cuevas y la profundidad.

Fue cuando vio el récord de profundidad de Nuno Gómez, que comenzó a interesarse por los récords de inmersión, pasó a formar parte del equipo de apoyo de Nuno, acompañándolo por más de un año. Fue por los 90 que ya bajaba a profundidades de 110, 168 metros, batiendo récords de profundidad de Sudáfrica; le parecieron fáciles y asequibles y decidió prepararse para batir el récord mundial de los 221 metros. Años de preparación como buceadora de profundidad, probando mezclas de gases y tablas de descompresión, y todo un año de duro entrenamiento para conseguir su meta; "ser la mujer más profunda".

La mejicana Sofía A. Ponce de 23 años, consiguió alcanzar el récord femenino en mar el pasado 20 de abril del 2010, descendiendo a los 190 metros en aguas de Puerto Escondido, Oxaca (Méjico). Para la proeza utilizó 7 botellas cargadas con aire, trimix 7/67, trimix 10/50, nitrox 32, nitrox 50 y nitrox 80. La duración de la inmersión fue de 144 minutos: 8 para el descenso, 1 en el fondo y 135 para el ascenso. Para la descompresión ha utilizado los programas: z planner, v planner y GAP multibank gasmixer.

Fue su carrera de arqueología la que la llevo a la necesidad de bucear y especializarse en arqueología submarina. Comenzó muy joven con el buceo técnico, de la mano del experto instructor de buceo técnico profundo Benedikt  Hess, actual entrenador de la joven buceadora.

Sofía tiene clara su meta, llegar a los 230 metros este año y batir el récord de profundidad femenino de Verna Van Schaik, Su preparación es concienzuda: '"Lo más importante para entrenarte no es la profundidad, sino la   familiarización y destreza con el equipo que vas a utilizar, saber dónde está cada cosa y cómo gestionarla'" comentó.

El precio del récord, especialmente en el caso del buceo profundo, exige pagos que no entran en la razón. El mínimo fallo por muy leve que éste sea se paga con la vida. Brigette Lenoir la dejó con 41 años en el Mar Rojo, dejando un hijo de 11 años que esperaba a su madre en la superficie... Agnes Milowka tan sólo tenía 29 años, pero basta con ver uno de sus escalofriantes videos para entender que su muerte no sorprendería. También recordamos a  Audrey Mestre, que murió a 173 metros en el 2002 intentando batir el récord de Apnea "no limit" femenino, (a la ESCAFANDRA le ha dedicado en su día un artículo), y otras anónimas que se quedaron en el intento.

Verna Van Schaik, se queda con sus 221 metros y dice que aprendió lo que tenía que aprender, ahora tiene nuevos retos que le ocupan todo su tiempo. Actualmente es propietaria de una empresa de aventuras en Johannesburgo.

Sofía A. Ponce, continúa con su carrera hacia el abismo. Pronto tendremos noticias del resultado de sus aspiraciones, que esperamos y deseamos sean de victoria y de récord. Pese a las tragedias de sus antecesoras, la ilusión, la superación e inquietud la acompañan. Ya se sabe que el ser humano siempre busca retos. 

 

 

Raffaella Carignano

© www.escafandra.org

 

 

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